Un detector industrial, generalmente, es un equipo en forma de túnel, circular o cuadrado, y basado en una campo magnético, situado en el interior del dispositivo.
Todos los detectores funcionan sobre el mismo principio básico, el de la conductividad. Dentro de la parte de la búsqueda de un detector, podemos encontrar dos bobinas de cable, llamadas “transmisora” y “receptora”, que están enrolladas en espiral sobre un mismo núcleo.
¿Qué función tiene cada una de ellas?
Por un lado, la bobina transmisora origina un campo electromagnético que penetra en la tierra. En cambio, la bobina receptora es la encargada de detectar la variación del campo cuando hay un metal cerca. Es por ello que todos los detectores de este tipo de material trabajan sobre el mismo principio físico: la conductividad eléctrica de los metales.
Por otro lado, es importante conocer en qué sectores este detector es importante. Generalmente, hoy en día, se utiliza en la industria alimentaria, debido a que cada vez se exigen más controles de calidad para evitar que el contacto de los alimentos con las máquinas que operan y los objetos metálicos que hay en una industria no lleguen a acarrear consecuencias graves para la salud de los consumidores. Una ley impuesta desde el 1960. No obstante, también se usa en el sector minero, en la industria farmacéutica o como uso lúdico.